Antecedentes: En 1944, Jacobo Árbenz gana las elecciones en la República de Guatemala. El pueblo soñaba con una revolución pacífica que repartiera el pan. Más de tres cuartas partes de la población poseían menos del 10% de las tierras; mientras que un 2.2%, el 70%. La United Fruit Company era dueña de más de la mitad de las tierras productivas del país, de las que únicamente cultivaba el 2.6%; y los campesinos tenían sueldos miserables.
La construcción de la carretera al Atlántico, y de la hidroeléctrica de Jurún Marinalá, promoverían la industrialización y la independencia económica de Guatemala, y el Globierno intentaba eliminar los monopolios extranjeros avalados por anteriores gobiernos dictatoriales y corruptos.
La legalización del Partido Gautemalteco del Trabajo y sobre todo la Ley de Reforma Agraria, fueron los desencadenantes para que la oposición los acusara de comunistas. EEUU empezó por conseguir su aislamiento y no conforme con esto inició la operación PBFORTUNE a través de la CIA, que no era más que la planificación de un golpe de estado, para lo cual se valió del militar guatemalteco exiliado Carlos Castillo al frente del Movimiento de Liberación Nacional anticomunista formado por mercenarios pagados por la CIA. Esta operación iba acompañada de una enorme presión política y propagandística, la crítica de la iglesia contra el poder “comunista”, y las amenazas contra los campesinos que empezaban a querer ocupar tierras. «El día de la Liberación: los que apoyen a Castillo Armas vivirán, los que apoyen a Árbenz morirán".
El gobierno denunció el complot internacional, incluso en las Naciones Unidas y en la Organización de los Estados Americanos, pero no se le hizo caso pues EEUU manejaba los hilos.
Árbenz se encontró ante la evidencia de que no era obedecido y de que a su gobierno lo defenderían los sectores populares que le pedían armas, pero no contaba con suficiente armamento y decidió renunciar. El Presidente entregó el mando al coronel Carlos Enrique Díaz, Jefe de las Fuerzas Armadas, esperanzado en que se negociaría un digno final de las hostilidades sin que los guatemaltecos sufrieran las consecuencias, pero este sería el origen de la triste guerra civil en Guatemala.
La construcción de la carretera al Atlántico, y de la hidroeléctrica de Jurún Marinalá, promoverían la industrialización y la independencia económica de Guatemala, y el Globierno intentaba eliminar los monopolios extranjeros avalados por anteriores gobiernos dictatoriales y corruptos.
La legalización del Partido Gautemalteco del Trabajo y sobre todo la Ley de Reforma Agraria, fueron los desencadenantes para que la oposición los acusara de comunistas. EEUU empezó por conseguir su aislamiento y no conforme con esto inició la operación PBFORTUNE a través de la CIA, que no era más que la planificación de un golpe de estado, para lo cual se valió del militar guatemalteco exiliado Carlos Castillo al frente del Movimiento de Liberación Nacional anticomunista formado por mercenarios pagados por la CIA. Esta operación iba acompañada de una enorme presión política y propagandística, la crítica de la iglesia contra el poder “comunista”, y las amenazas contra los campesinos que empezaban a querer ocupar tierras. «El día de la Liberación: los que apoyen a Castillo Armas vivirán, los que apoyen a Árbenz morirán".
El gobierno denunció el complot internacional, incluso en las Naciones Unidas y en la Organización de los Estados Americanos, pero no se le hizo caso pues EEUU manejaba los hilos.
Árbenz se encontró ante la evidencia de que no era obedecido y de que a su gobierno lo defenderían los sectores populares que le pedían armas, pero no contaba con suficiente armamento y decidió renunciar. El Presidente entregó el mando al coronel Carlos Enrique Díaz, Jefe de las Fuerzas Armadas, esperanzado en que se negociaría un digno final de las hostilidades sin que los guatemaltecos sufrieran las consecuencias, pero este sería el origen de la triste guerra civil en Guatemala.