Imaginaos, ir con la familia a la casa del pueblo, y encontrarte que no tienes wifi, ni cobertura, ni televisión siquiera, pues nadie adaptó la antena a la TDT. Sientes un poco de terror ante tanta quietud y buscas algo de ruido, por algo eres de ciudad. Hay un radiocassette viejo, pero no localizas emisoras, salvo una religiosa que no te apetece escuchar. Así que buscas las cintas. A ver qué tenía la abuela por aquí. Una de música del Oeste y otra del Fary. A ver cuál queréis.
Esta anécdota creedme es real. Empezamos los padres con gran dolor por mi parte, he de reconocer, por aparcar los móviles y la tablet, y pensar cómo entretener a nuestros hijos. Pero… ¡ya se estaban divirtiendo!
Los niños se adaptan inmediatamente a las nuevas situaciones y parecen haber olvidado los videojuegos. Encestar cantos en una lata vieja de atún fue lo primero que se les ocurrió. Nos pareció gracioso, y fue el punto de partida para recordar muchos juegos olvidados. Animaos a enseñárselos a vuestros niños, que salgan un poco a la calle, y dejen descansar a los pulgares.
Carrera de sacos: la puedes hacer con bolsas grandes de la basura si no tienes sacos. Mejor que corran sobre la hierba
Los camareros: prepara platos y vasos de plástico. Se puede organizar un sinuoso recorrido entre los árboles o dando la vuelta a la casa por ejemplo. En la meta espera un cubo. Sólo se puede sujetar el plato con una mano como si fuera una bandeja transportado el vaso lleno. El que llene primero el cubo gana.
Cucharas y pelotas de ping pong: otro tipo de carrera divertida. Deben sujetar la cuchara de plástico con la boca y sobre ella una pelota de ping pong. Al que se le caiga debe empezar de nuevo.
La rayuela: maravillosa tabla escrita en el suelo que siempre entretiene. Hay que tirar una piedrecita sobre cada cuadro y dar cuelta completa a la pata coja.
La comba, la goma, el escondite, etc. Esto siempre es divertido, entre los que se enredan con las cuerdas y los que se esconden demasiado bien…
El objeto oculto: alguien esconde algo y los otros lo buscan. Se dan pistas desde frío, helado a templado, caliente, ¡te quemaaas! cuando llega a descubrirlo. Es una buena forma de darles un dulce de premio.
Bufaeta o cromos locos: Cromos boca abajo, soplar el cromo y si cae boca arriba lo ganas. (Años 30). Otra versión de los ochenta es dar palmaditas con la mano cóncava y los que se vuelven son tuyos. Si no tienes cromos puedes utilizar recortes de revistas, incluso tematizados.
Canicas: mil juegos. Uno es el Guac, lanzar la canica y que entre en el hoyo, como el golf en miniatura. Otro es Boletas, se lanza una canica para echar a otra de un cuadro dibujado en tierra. En cada zona los juegos tienen distintos nombres.
La peonza, el yo-yó, el pañuelo, el pilla pilla, el balón, juegos sin fin para disfrutar en la calle.
Si sabes alguno más, no dudes en comentarlo, seguro que es útil porque este verano quiero... ¡Que no se aburra nadie!
Este post va dedicado a mi amiga Dolores y su madre que me han recordado muchos de estos juegos. Gracias.
Esta anécdota creedme es real. Empezamos los padres con gran dolor por mi parte, he de reconocer, por aparcar los móviles y la tablet, y pensar cómo entretener a nuestros hijos. Pero… ¡ya se estaban divirtiendo!
Los niños se adaptan inmediatamente a las nuevas situaciones y parecen haber olvidado los videojuegos. Encestar cantos en una lata vieja de atún fue lo primero que se les ocurrió. Nos pareció gracioso, y fue el punto de partida para recordar muchos juegos olvidados. Animaos a enseñárselos a vuestros niños, que salgan un poco a la calle, y dejen descansar a los pulgares.
Carrera de sacos: la puedes hacer con bolsas grandes de la basura si no tienes sacos. Mejor que corran sobre la hierba
Los camareros: prepara platos y vasos de plástico. Se puede organizar un sinuoso recorrido entre los árboles o dando la vuelta a la casa por ejemplo. En la meta espera un cubo. Sólo se puede sujetar el plato con una mano como si fuera una bandeja transportado el vaso lleno. El que llene primero el cubo gana.
Cucharas y pelotas de ping pong: otro tipo de carrera divertida. Deben sujetar la cuchara de plástico con la boca y sobre ella una pelota de ping pong. Al que se le caiga debe empezar de nuevo.
La rayuela: maravillosa tabla escrita en el suelo que siempre entretiene. Hay que tirar una piedrecita sobre cada cuadro y dar cuelta completa a la pata coja.
La comba, la goma, el escondite, etc. Esto siempre es divertido, entre los que se enredan con las cuerdas y los que se esconden demasiado bien…
El objeto oculto: alguien esconde algo y los otros lo buscan. Se dan pistas desde frío, helado a templado, caliente, ¡te quemaaas! cuando llega a descubrirlo. Es una buena forma de darles un dulce de premio.
Bufaeta o cromos locos: Cromos boca abajo, soplar el cromo y si cae boca arriba lo ganas. (Años 30). Otra versión de los ochenta es dar palmaditas con la mano cóncava y los que se vuelven son tuyos. Si no tienes cromos puedes utilizar recortes de revistas, incluso tematizados.
Canicas: mil juegos. Uno es el Guac, lanzar la canica y que entre en el hoyo, como el golf en miniatura. Otro es Boletas, se lanza una canica para echar a otra de un cuadro dibujado en tierra. En cada zona los juegos tienen distintos nombres.
La peonza, el yo-yó, el pañuelo, el pilla pilla, el balón, juegos sin fin para disfrutar en la calle.
Si sabes alguno más, no dudes en comentarlo, seguro que es útil porque este verano quiero... ¡Que no se aburra nadie!
Este post va dedicado a mi amiga Dolores y su madre que me han recordado muchos de estos juegos. Gracias.